Pese
a la evidencia cada vez más contundente de la relación entre la
calidad de los bienes y servicios naturales y el bienestar social,
aún no se ha logrado un balance aceptable entre las necesidades de
conservación y las de uso, tanto a escala global como nacional.
'En nuestra interacción
contínua con el medio nos hemos convertido en un problema para la
sostenibilidad del mismo' (ONU, 1999)
La
educación para la Paz debe estar presente en el día a día de
nuestros alumnos, en todas las etapas educativas, en todas las áreas,
en todo momento. No sólo tenemos que trabajar la educación en
valores en fechas concretas o desde la transversalidad. Nosotros como
educadores debemos ser también modelos de tolerancia y justicia, no
meros transmisores de información, y conseguir que desarrollen una
personalidad impregnada en dichos valores y que actúen en
consecuencia. La Paz, además, va inexcusablemente unida al
desarrollo y al medio ambiente, ya que la pobreza y la falta de
recursos dan lugar a conflictos. Mejorar las condiciones
medioambientales es una forma de prevenir conflictos y, por tanto, de
luchar por la Paz.